Por la madriguera del conejo
Algunos estudios han descubierto lo que investigadores llaman un Efecto Madriguera: la plataforma, afirman, lleva a los espectadores a videos o temas cada vez más extremos, que están pensados para engancharlos.
Por ejemplo, si ves algunos videos sobre maquillaje, podría ser que te recomiende un video viral sobre una transformación de imagen; mira videos sobre ciclismo y YouTube podría sugerirte choques impactantes en carreras de bicicletas.
Kaiser y sus colegas investigadores, Yasodara Córdova y Adrian Rauchfleisch, se propusieron examinar el efecto en Brasil. Un servidor abrió videos, después siguió las principales recomendaciones de YouTube sobre qué ver a continuación. Realizar este experimento miles de veces les permitió trazar algo parecido a un mapa del metro sobre cómo la plataforma dirige a sus usuarios.
También siguieron las recomendaciones de YouTube para otros canales, las páginas que albergan la obra de los creadores de videos. Aunque YouTube afirma que los canales rara vez reciben clics, ofrecieron una manera de controlar cualquier ruido estadístico generado por cómo la plataforma sugiere videos.
Cuando siguieron recomendaciones en videos con temática sexual, notaron algo que afirman que los perturbó: en muchos casos, los videos se volvieron más extraños o extremos, y dieron más énfasis a la juventud. Por ejemplo, videos de mujeres hablando sobre sexo a veces conducían a videos de mujeres en ropa interior o amamantando, a veces mencionaban su edad: 19 años, 18, incluso 16 años.
Algunas mujeres solicitaban donaciones de parte de hombres mayores con dinero con gusto por las jovencitas o aludían a videos privados en los que posaban desnudas. Después de algunos clics, algunos jugaban más abiertamente con la prepubertad, al posar en ropa de niños.
A partir de ahí, YouTube repentinamente comenzaría a recomendar videos de niños más pequeños y parcialmente vestidos, después un caudal casi interminable de esos videos provenientes principalmente de Latinoamérica y Europa del Este.
Córdova, quien también ha estudiado la distribución de la pornografía en línea, dice que ella reconoce lo que estaba pasando.
Cualquier video individual podría tener la intención de no ser sexual, tal vez fue subido por padres que quieren compartir videos caseros entre familiares. Sin embargo, el algoritmo de YouTube, en parte al aprender de usuarios que buscan imágenes reveladoras o sugestivas de niños, trataba a los videos como un destino para personas con un tipo de recorrido diferente.
Las cantidades extraordinarias de vistas —a veces hasta de millones— indicaban que el sistema había descubierto una audiencia para los videos y mantenía a la audiencia enganchada.
Algunos investigadores creen que cuando se trata de cierto material, engancharse con ciertos intereses pone en riesgo potenciarlos todos.
“Es increíblemente poderoso y la gente se siente atraída hacia él”, dijo Stephen Blumenthal, un psicólogo radicado en Londres que atiende a las personas por intereses y comportamientos sexuales con desviaciones.
Además, YouTube, al mostrar videos de niños junto a contenido sexual más convencional, así como al desplegar la gran cantidad de vistas de los videos, ponía en riesgo erosionar el tabú contra la pedofilia, dijeron psicólogos.
“La normalizas”, dijo Marcus Rogers, un psicólogo en la Universidad de Purdue que ha realizado investigación sobre pornografía infantil.
YouTube dice que no existe el Efecto Madriguera.
“No queda claro para nosotros que necesariamente nuestro motor de recomendaciones te lleve en una dirección o la otra”, dijo O’Connor, la directora de producto. Aun así, dijo ella, “cuando se trata de los niños, queremos tomar una postura mucho más conservadora sobre qué recomendamos”.
Niños en riesgo
La mayoría de las personas que ven imágenes sexualizadas no van más allá, afirman los investigadores. Sin embargo, algunos de los videos en YouTube incluyen vínculos a las cuentas en redes sociales de los menores.
“Muchas de las personas que están activamente involucradas en conversar con niños tienen mucha mucha experiencia en convencerlos de publicar imágenes más sexualizadas o involucrarse en actividad sexual y grabarla”, dijo Rogers.
YouTube no permite que niños menores de 13 años tengan canales. La compañía dice que hace cumplir la política estrictamente.
Para los padres, no hay soluciones fáciles, dijo Jenny Coleman, la directora de Stop It Now, una organización que combate la explotación sexual de los niños.
“Incluso la más cuidadosa de las familias puede ser arrastrada hacia algo que es dañino o criminal”, dijo.
Al reportar para este artículo, cuando el Times no pudo encontrar información de contacto de los padres de los niños en los videos, contactó a organizaciones locales que pudieran ayudarlos.
Después de que una de esas organizaciones contactó a Christiane, la madre de Brasil, ella se ofreció a hablar sobre su experiencia.
Furiosa, Christiane batalla para asimilar lo ocurrido. Estaba preocupada sobre qué decirle a su marido. Expresó confusión sobre las prácticas de YouTube y se angustió sobre cómo mantener segura a su hija, ahora exhibida ante una audiencia del tamaño de una ciudad.
“Lo único que puedo hacer es prohibirle que publique cualquier cosa en YouTube”, dijo ella.
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